Cada obra nace de un impulso: una imagen, una textura, una emoción que busca cuerpo.
Entre papeles, pigmentos y espuma, las manos de la artista van descubriendo la forma que se oculta en la materia.
No hay repetición ni molde, solo el diálogo entre la intuición y el material.
El resultado son piezas únicas —máscaras, esculturas y criaturas híbridas— que despiertan curiosidad, fuerza y belleza.

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